El trastorno de la comunicación social (TCS) es una condición que afecta la capacidad para usar el lenguaje verbal y no verbal de forma adecuada en contextos sociales. No es un problema con la habilidad de hablar o con la gramática, sino con la pragmática del lenguaje: las reglas sociales implícitas que permiten interactuar y conectar con otras personas. Las personas con TCS tienen dificultades para seguir las reglas de la conversación, entender el lenguaje figurado o captar señales sociales sutiles como expresiones faciales o tono de voz.
Este trastorno se observa desde la infancia temprana y puede manifestarse con:
Dificultades para iniciar o mantener conversaciones sociales de manera adecuada.
Problemas para cambiar el estilo de comunicación según la situación social.
No captar ironías, metáforas, sarcasmos o el lenguaje figurado.
Dificultad para entender y usar gestos, contacto visual y expresiones faciales.
Problemas para contar historias o explicar ideas de forma coherente.
Puede presentarse con poco interés en jugar o interactuar con otros niños.
No existe un tratamiento único, pero la intervención suele incluir:
Terapia del habla y lenguaje para mejorar las habilidades comunicativas y pragmáticas.
Entrenamiento en habilidades sociales para facilitar la interacción y comprensión de normas sociales.
Apoyo psicoeducativo para familiares y profesores para entender y manejar mejor el trastorno.
Enfoques integrados si existen condiciones asociadas como el TDAH o trastornos del espectro autista.
Intervención temprana para favorecer el desarrollo óptimo de habilidades sociales y comunicativas.
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