Los miedos son reacciones normales del desarrollo infantil, pero cuando se intensifican, se mantienen en el tiempo o interfieren con la vida diaria, pueden convertirse en fobias. Estas reacciones desproporcionadas ante ciertos estímulos (animales, oscuridad, separación, colegio…) pueden provocar un gran malestar en el niño o adolescente y limitar su autonomía.
A menudo se expresan con llanto, resistencia, rabietas o síntomas físicos cuando el menor se enfrenta a aquello que teme.
Algunas señales que pueden indicar la presencia de miedos o fobias son:
Evitación constante de ciertas situaciones (quedarse solo, ir al colegio…).
Malestar intenso o crisis de ansiedad ante el estímulo temido.
Dificultad para dormir o terrores nocturnos relacionados.
Aumento de la dependencia hacia figuras de apego.
Dolor físico sin causa médica cuando se acerca la situación temida.
Reacciones desproporcionadas al peligro real.
El tratamiento tiene como objetivo desensibilizar el miedo, trabajar la seguridad interna del menor y promover respuestas más adaptativas.
Evaluación del miedo: intensidad, frecuencia y grado de interferencia.
Técnicas de exposición gradual y desensibilización sistemática.
Relajación y control de la activación fisiológica.
Refuerzo positivo ante logros progresivos.
Reestructuración de pensamientos asociados al miedo.
Trabajo conjunto con la familia para evitar reforzamientos involuntarios.
Queremos conocerte y ayudarte desde el primer momento. En Gabinete Fonos te ofrecemos una primera visita gratuita para que podamos escuchar tus necesidades, valorar tu caso y orientarte de forma personalizada.